Me encanta comprar en el Jumbo del Alto. Esa combinación de gente linda, pasillos llenos y carros semivacios es de gozarlo. Siempre hay un conocido por aquí y otro por allá. Mujeres altas, rubias y hermosas. Tipos canosos, enfundados en sus Polo(r), pantolones cortos, calcetines y zapatos de $45.000.-
Aquí somos todos amigos y las viejas cuicas conversan con el reponedor flaite. La democracia del supermercado en acción. En medio de las verduras se conversa de política, de viajes y se comenta en voz baja la desgracia del amigo que se le vino abajo todo con el 'erremotoooh.
Fue así. Paseaba con mi carrito semivacío... cuando lo vi a él. Bajito, de unos 50 años, camisa roja y facha de separado que no ha salido del todo del closet. Detrás suyo una señora mayor empujaba el carrito semivacío...
Estaba mirando los gadjet de sonido y ellos pasaron a mi espalda, como pareja me llamaron la atención, pero era claro que ella era su nueva nana.
Minutos más tarde nuestros carritos, ustedes ya saben, se cruzaron nuevamente. El tipo iba metiendo puras cosas ricas en el carrito, esos vegetales que solo el jumbo tiene, galletitas finas y muchos productos lite. ¿Le gusta el pan de molde? si caballero.
No soy de escuchar mucho a la gente que pasa por mi lado, pero de pronto de nuevo nos encontramos, esta vez frente a las masas preparadas, estaba sacando mis ñoquis de genuinas papas cuando lo veo tomar una cajita de masa filo... Esta marca me encanta, usted sabe hacer alguna cosita rica? NO caballero, no me gusta cocinar, no todos los peruanos somos cocinerosss.
Continué con mi periplo consumista sacando el pancito italiano que me gusta tanto, el pan pita para mi mujer...
Y entonces lo que nunca olvidaré. Nos encontramos de nuevo con la pareja internacional frente al mesón de los lácteos. Yo sacando mi queso fresco San Francisco, (una delicia debo decirlo) y mi amigo y su nana peruana de nuevo. ¿Qué le pone al pan? Mantequilla caballero, sólo mantequilla... Entonces el hombre coje una mantequilla Mulpulmo, barata pero deliciosa y desde el alma le salió un ¡Bien!
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